miércoles, 30 de marzo de 2016

1.3 LA FILOSOFÍA Y LA CIENCIA



La filosofía es una de las creaciones humanas más antiguas; según la historia, sus orígenes se remontan hacia el siglo vi a. C. en la Grecia clásica. Reúne una serie de reflexiones sobre el sentido del mundo, del hombre y valor de la existencia. El filósofo no se propone recrear artísticamente la realidad, ni predecir una moral o experimentar una vivencia religiosa, sino comprender las cosas y fundamentarlas de manera racional. Ello significa que la filosofía está enraizada en la vida teórica. (Lo que los griegos llamaron vida contemplativa.) 
Tanto la ciencia, que también participa de la vida teórica, como la filosofía tienen en común la aspiración al conocimiento, ambas actividades humanas ponen en juego operaciones intelectuales o cognitivas: conceptos, teorías, hipótesis, metodologías etc. para formular conclusiones y verdades; sin embargo, el científico busca el conocimiento sólo en un sector de la realidad, de ahí que se hable de "ciencias particulares" o especiales como la biología, la química, la psicología, etc. En cambio, la filosofía se orienta hacia lo que hemos llamado una "visión totalizadora" mediante la cual el filósofo intenta establecer la unidad, la razón de todo. Esta visión totalizadora se refleja en las distintas disciplinas o ramas que la filosofía cultiva para meditar sobre el todo de la vida humana. Así, a través de la epistemología reflexiona sobre el conocimiento, la estética le permite reflexionar sobre el arte, la belleza y la ética sobre la moral, etcétera.
Otro rasgo que nos permite diferenciar a la ciencia de la filosofía, es el grado de profundidad cuando ésta se ha manifestado conduciéndola a su dimensión metafísica. De este modo, la filosofía se ha interesado en la búsqueda de los principios y últimas causas de las cosas, convirtiéndose así en un saber radical que se remonta hasta los fundamentos donde descansa todo saber.
Las ciencias aspiran a un conocimiento evidente y siempre verificable, pero limitado a una clase especial de objetos o de verdades, en cambio, la filosofía se eleva a la justificación o fundamentación de todo saber. Pretende regresar hasta las últimas certidumbres o evidencias del conocimiento; se ha dicho que "la filosofía es un conocimiento radical de la experiencia humana en su relación con el ser".
Lo que hace diferente a la filosofía de la ciencia y de otros saberes es su enfoque o perspectiva, así "mientras toda ciencia particular ve una región del mundo desde un sistema comprensivo previo, la filosofía ve todo el mundo y su sistema comprensivo desde sus orígenes. La filosofía es visión del mundo por el (revés) de su trama".
Por otro lado, la ciencia como la filosofía, de distinta manera, rompe con el sentido común. Frente al conocimiento vulgar o cotidiano, la ciencia se desarrolla como un saber especializado que busca explicar la realidad de manera objetiva, metódica y sistemática. Por su parte, la filosofía va más allá de la actividad natural o ingenua con la que el hombre común ve al mundo y está inserto en él. Frente a esta actitud natural y cotidiana la actitud filosófica pone en cuestión y crítica el mundo de lo dado. Gracias a la actitud filosófica el mundo que antes se creía fundado y revestido de sentido, ahora aparece menesteroso y sin fundamentación. Los conocimientos que se creían verdaderos aparecen como un cúmulo de meras opiniones o creencias.

El juicio heredado nos enajena, no porque siempre sea falso, sino porque no se funda en nuestra verificación racional, ni su verdad ha sido decidida ante nosotros. Así, la filosofía no es, en sus comienzos, una concepción acabada del mundo y de la vida, ni un acopio de conocimientos destinado a reemplazar a los antiguos. La filosofía nace como catharsis: depuración de la opinión no verificada y encuentro con la propia razón.


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