miércoles, 30 de marzo de 2016

1.4 LA FILOSOFÍA Y LA RELIGIÓN


Se ha definido a la religión como un conjunto de creencias, dogmas y prácticas relativas lo que un individuo considera divino o sagrado. Al igual que la filosofía, la religión nace d« asombro frente a lo incomprensible, ante las maravillas de la naturaleza. Este asombro primigenio conduce al filósofo a buscar una explicación racional y coherente de aquello que motiva su curiosidad o azoro, mientras que para el hombre religioso los misterios de la naturaleza de su entorno lo invaden de perplejidad y lo llevan a creer en seres superiores y trascendentes revestidos de poder, llamados dioses o divinidades.
Desde que surgió la filosofía, el medio para conocer las cosas ha sido el logas, la ratio o razón Para el hombre religioso "por ejemplo, en el caso de las religiones superiores o monoteísta como el cristianismo" la vía para conocer o acercarse a Dios es la fe, una creencia que no se sustenta en argumentos o explicaciones racionales como en el caso de la filosofía. Asimismo la fe es una confianza que se tiene en la palabra de Dios y esto conduce a un saber dogmático en el cual no se cuestiona ni se duda de los testimonios que provienen de un ser Supremo Omnipotente. La filosofía es contraria a un pensamiento dogmático; como ya vimos es u conocimiento que trata de liberarse de prejuicios y opiniones infundados.
En la historia de la filosofía los filósofos cristianos, en la etapa patrística y medieval, trataron de conciliar la fe con la razón. Según San Agustín, la filosofía debe servir para penetrar desde la especulación en los enunciados establecidos por la fe; por ello dice: "intelige ut credas; crede ut intelligas": entiende para que creas, cree para que entiendas. Mientras que Santo Tomás d Aquino en plena Edad Media se sirve de argumentos filosóficos o metafísicos para demostrar la existencia de Dios.
La filosofía busca la verdad basándose en principios racionales y plenamente inteligibles, se pregunta por ejemplo ¿Qué es el mundo? ¿Qué es el hombre? ¿Qué significa conocer?... La actitud religiosa considera que resolver esto enigmas no es tan importante, lo verdaderamente importante es desarrollar un "saber de salvación". El ser humano como mortal, es un ser imperfecto, frágil que fácilmente sucumbe en el pecado, por lo cual busca ser perdonado redimido por Dios quien le otorgará la gracia o el perdón de sus faltas. Entre el hombre y Dios hay una enorme distancia; el hombre ante la majestad y grandeza de Dios se siente miserable, polvo o ceniza; o como dice San Anselmo "un ser desterrado". En su obra Proslogion San Anselmo se pregunta: ¿Qué hará, Altísimo Señor, qué hará éste tu lejano desterrado? Anhela verte, y tu faz está muy distante para él. El hombre religioso por antonomasia es el místico que pretende lograr una comunicación directa y personal con la divinidad por medio de la intuición, de la meditación o del éxtasis.
En toda religión prevalece la idea o sentimiento de lo sagrado que en las religiones primitivas es misterio o tabú, cualquier cosa puede elevarse al rango de lo sagrado: una piedra, un árbol, una montaña, un animal.
Una vez que las cosas se sacralizan se separan del mundo de lo profano. Muchas veces los objetos sagrados posibilitan la salvación: "poseer el objeto poderoso, el animal poderoso, significa salvación. Agua y árbol, el fruto en el campo y el animal en el bosque, son portadores de salvación".
Vinculado a lo sagrado figura la idea de poder. Lo sagrado está revestido de poder. El poder puede estar depositado en hombres extraordinarios, héroes, santos, demonios o muertos que al haber traspasado los umbrales de la vida se vuelven poderosos y esto explica el "culto a los muertos": "los muertos ejercen su poder frente a los hombres tanto en sentido benéfico, como en el maléfico. Los muertos son terribles y uno se angustia cuando se aproximan".
También es importante en el fenómeno religioso la presencia del sujeto: el hombre religioso que puede asumir varios papeles: como sacerdote, curandero, visionario, predicador, iniciado, apóstol, creyente, profeta, etc. Todos estos sujetos de la religión ajustan totalmente, en cuerpo y alma, su vida a una doctrina de salvación o una forma de existencia cuyo máximo valor es el encuentro con lo divino. En ese camino hacía la salvación y la eternidad encontrará muchos escollos, múltiples obstáculos que vencerá con sacrificios y abstinencias. "El anacoreta Pedro, que fue el primer monje que vivió en la >agrada península de Athos, la encontró abandonada y vivió allí 50 años en una gruta, luchando con los demonios y los animales salvajes".
Por su parte, la filosofía, como forma de vida está consagrada a buscar la verdad, independientemente de la fe y de las meras creencias, usando la reflexión, buscando las razones y el sentido de todo aquello que nos desafía, que nos llena de asombro y extrañeza. Si el filósofo anhela la vida buena tendrá primeramente que establecer sus fundamentos teóricos de por qué la hacen deseable, valiosa y plenamente humana. Es en este sentido que Platón le atribuyó a Sócrates el siguiente pensamiento:      

"Una vida sin reflexión no vale la pena de vivirse."

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